Saturday, May 07, 2011

Reflexión sobre Nuevo León

Javier Treviño Cantú
7 de mayo de 2011

El día de hoy celebramos la fecha histórica de la creación de nuestro Estado Libre y Soberano de Nuevo León. Hace 187 años, el Honorable Congreso General Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos, estableció por decreto que a partir del 7 de mayo de 1824 el territorio de la antigua provincia del Nuevo Reyno de León se consideraba parte de la República Mexicana con la categoría de Estado miembro de la Federación.

Por primera vez, y de acuerdo a lo instruido por el Gobernador Rodrigo Medina de la Cruz, izamos la bandera nacional a toda asta para recordar la expedición del acta de nacimiento de nuestro Estado.

Conmemorar este aniversario significa mucho más que otra fecha de nuestro calendario cívico. Es recordar la entereza de los hombres y mujeres que forjaron la grandeza de nuestro Estado, y que nos legaron un ejemplo de determinación y voluntad para salir adelante, de perseverancia en el esfuerzo para construir nuestro propio destino.

Pero sobre todo es renovar el orgullo de pertencer a esta tierra, de ser nuevoleoneses.

El carácter de Nuevo León

La historia de Nuevo León es la historia de hombres y mujeres decididos a crecer, con la convicción de ver en cada reto una oportunidad de progresar.

La construcción de Nuevo León ha estado marcada por capítulos complejos, pero sobre ellos sobresale el afán de sus obreros, trabajadores, empresarios y hombres del campo de superar las adversidades.

Desde sus inicios Nuevo León tuvo la vocación de ser un estado diferente, identificado por su capacidad de ver hacia delante, de crear, de emprender; por su virtud de pensar en grande, su sentido de unidad, y su concepto del trabajo, de la tenacidad y del ahorro como instrumentos de progreso común y bienestar social.

Esos son los valores que forjaron el carácter de los nuevoleoneses, y que llevaron al Estado a ser líder industrial del país, pioneros de la previsión social y de la educación superior de excelencia.

Construimos nuestra mayor ventaja competitiva en la capacidad de nuestra gente de competir al tú por tú con los mejores del mundo.

Reivindicar nuestros valores

Muchas veces, en la historia de Nuevo León, hemos demostrado nuestro potencial de transformar la adversidad en prosperidad como resultado de la unión de esfuerzos y de compartir un mismo rumbo.

Hoy tenemos el deber, como herederos de esa cultura, de transformar de nuevo nuestro Estado y reconquistar un ambiente de paz y tranquilidad, basados en los valores que nos distinguen.

Más allá de las diferencias naturales en la forma de pensar o de afiliaciones políticas, los nuevoleoneses debemos compartir una sola visión de futuro, para que con la determinación y el espíritu de lucha que nos caracterizan logremos vencer los retos que enfrentamos.

El avance de Nuevo León y la superación de los desafíos de nuestro tiempo, se dará en la medida en que todos –trabajadores, estudiantes, profesionistas, amas de casa, empresarios de todos tamaños, gobierno– compartamos el compromiso de salir adelante y de rescatar lo que somos.

Hoy más que nunca Nuevo León necesita de todos. Nunca como ahora había sido tan necesaria la reivindicación de los valores que nos forjaron, los que nuestros antepasados pregonaron con el ejemplo, la sabiduría que nos heredaron. Esa responsabilidad es nuestra, de nadie más.

Nunca, nada se nos ha regalado, lo que no hagamos nosotros, como comunidad, por nuestro estado, por nuestra sociedad, por nuestras familias y por nosotros mismos, nadie más lo hará. Los nuevoleoneses, más que nadie, sabemos que las cosas cuestan, que para conseguirlas hay que esforzarse.

Tenemos muchos desafíos, algunos de ellos muy graves, pero el reto principal, el reto del cual depende la trascendencia de este pueblo, es el de rescatar e inculcar los valores que han forjado nuestra cultura.

Nuevo León es hoy un estado de contrastes, de grandes diferencias, en algún punto del camino perdimos el sentido de cohesión, le dimos cabida a la apatía y los valores que nos amalgamaban se relajaron, dando paso a la fragmentación social, la falta de solidaridad y la supremacía de lo material.

Es por eso que debemos fortalecer el sentido de lealtad a Nuevo León, y de reforzar nuestra identidad. Privilegiar la templanza y sencillez sobre la vanidad, el ahorro y austeridad sobre el dispendio, el ser sobre el tener, el sentido de unidad sobre la indiferencia, la cultura del esfuerzo y perseverancia sobre la cultura de lo merecido, el espíritu de lucha sobre la vacilación.

Tenemos que revalorizar el valor de la familia y devolverle su lugar como sentido de vida del nuevoleonés, tenemos que renovar la cultura del trabajo como una virtud y sinónimo de dignidad y honorabilidad.

Cuando se tiene un rumbo claro, e impera la ambición positiva de avanzar y crecer, la cultura del trabajo se convierte en un instrumento integrador y articulador de la sociedad, en un medio para lograr un objetivo común de superación, de progreso, de bienestar.

Son tiempos distintos y enfrentamos retos diferentes a los que enfrentaron quienes nos antecedieron, pero los valores sobre los que se construyó Nuevo León siguen siendo los mismos que se necesitan para superar los desafíos de hoy.

Nuevo León tiene alma y corazón a prueba de crisis. Que nadie nos venga a decir quiénes somos o lo que tenemos que hacer. En Nuevo León, los hombres y mujeres se hacen a sí mismos.

El día de hoy, celebramos el orgullo de ser de Nuevo León. Yo estoy orgulloso de poder llamarme nuevoleonés, y ser heredero de esta gran cultura.